domingo, 13 de septiembre de 2009

Ocurrencias (actualizado)

A veces me siento a disgusto con mis ocurrencias. No se corresponden con la persona que yo querría ser. Luego pienso que, de algún modo, en el fondo estoy alimentando esas ocurrencias. Que, a lo mejor, no estoy siendo fiel a esa persona que digo que querría ser, sino que la olvido para ser otra persona menos autoexigente.

Actualmente tengo la impresión de que las ocurrencias vienen determinadas por la dirección que le has imprimido a tus intenciones o a tu modo de ver la realidad. Si tienes intención de satirizar, aparecen ocurrencias satíricas. Si buscas la seriedad pura, no se te ocurrirán chistes.

Se me ocurre que ésa puede ser la explicación de los diálogos zen sin sentido. No tienen sentido porque no proceden de una intención particular. Ni siquiera la intención de responder al otro.

Si no se pone intención en tus pensamientos, éstos parecen brotar caóticamente. Ni siquiera se corresponden con lo que estás haciendo, porque lo que estás haciendo tampoco forma parte de un guión claro, con sentido para uno mismo. La vida no tiene rumbo, los días no producen nada de valor.

Más vale que uno aclare qué motivo tiene para levantarse de la cama por las mañanas, y tener así algo que perseguir y que dé un objetivo al caudal de los pensamientos.

No hay comentarios: